miércoles, 16 de enero de 2008

Bueno, pues… En éstos últimos diez días… sin tanto trabajo que hacer, sin tener que levantarme a las 5.00 a.m. como solía ser, me he dado la oportunidad de pensar algunas cosas que… intentaré permitir que mis dedos transcriban en este sitio.

Una de las cosas que estuve pensando mucho es… este nuevo fenómeno extraño que ha sucedido en mi comportamiento. No es nada raro, en realidad… nada sobrenatural. Pero sí es algo raro en mi persona, pues… Me callé.
Y eso? Dirán…
Pues… callarme para mi es como una especie de suicidio lento… agonizante.
No decir lo que uno piensa, lo que uno siente… lo que uno desea expresar desde lo más profundo del abismo mismo del corazón de las personas… Y ahora… Qué pasa cuando uno no habla? Todo lo que uno calla, queda pudriéndose de a poco en el núcleo del propio ser. Una suerte de “infección urinaria” del corazón… una especie de tumor maligno en el cerebro… Algo latente que te molesta en cada instante, que te llena la cabeza con la sensación terrible de que algo está pasando en tus adentros y no se puede controlar.

Pensaba… “No hablo porque no quiero? Porque no me siento en confianza con la gente con la que estoy? Porque no siento deseos de desarrollar el tema en el escaso tiempo? Porque justo cuando iba a hablar apareció un tercero (que tal vez es amigo, también, pero “tres es multitud”)? No hablo porque no me interesa decir lo que pienso? (…pero si lo quiero decir, es porque sí me interesa decirlo). Porque creo que a la gente no le va a interesar lo que tengo para decirles? Porque no quiero que otros (terceros y cuartos) sepan lo que yo quiero expresar? Porque no quiero ser vulnerable? Porque no quiero ser burlada? Porque no quiero parecer idiota? Porque no quiero que la gente piense demasiado en mi? Porque no me interesa que alguien diga algo, sino solo que me escuchen? Porque siempre hay alguien que interpreta mal lo que digo? Porque ya me cansé de hablar y que nadie me escuche? Porque ya no quiero que me escuchen porque lo que iba a decir, en realidad, no era tan importante?... y asi… Así me quedé callada y no dije nada.
Recuerdo un amigo que me decía:
“si no tienes nada más hermoso que el silencio para decir, entonces permanece callado”

Entonces pienso en otra cosa…
Éste amigo, también me decía: “El plan de Salvación, también es de Felicidad… por eso tenés que hacer que todas las cosas a tu alrededor, te hagan feliz. Lo que no te hace feliz, sobra… Entonces, deshazte de eso, y listo.”
Pues… Teniendo en cuenta esto último, y correlacionándolo con el principio del vacío, que está trascripto en la entrada anterior (la verán más abajo), fue que se me ocurrió ordenar mi cuarto… Pero no, limpiar y ya está… No! Ordenar de verdad.
Vieron que las madres, cuando enloquecen, comienzan a dar vuelta los muebles de lugar? Pasan el trapo, lustran lo que ya tiene brillo y recién entonces, cuando no existe una mísera marca de lo que había quedado atrás… Entonces, se sientan y preparan un rico mate para festejar.

Así es que empecé.
Primero, hice lo imperdonable: abrí el placard (que funciona como una suerte armario donde guardo todo lo que sobra) y lo vacié completito, completito, sobre la cama. Tan vacío que se me dio por agarrar el BLEM naranja, y mandarle a todo el interior con un trapito.
Entonces, agarré una pila de bolsitas de esas que te dan en el supermercado, y comencé a llenarlas con la predisposición de tirarlas a la basura. Papeles, cintitas, cartitas, boletos, envoltorios, monedas perdidas, clips, apuntes de carreras abandonadas, medias (de esas que ya… su par está en el paraíso), colitas para el pelo, en fin. Basura.
De esas cosas que uno guarda porque le recuerdan algo, alguien, o una situación “X” que no entiendo porqué hay que recordar… y entonces, uno guarda… guarda… guarda…

Pues me cansé.

Lo malo de tirar es que… algunas cosas realmente sirven. Entonces hay que mirar, leer, pensar, recordar… llorar si es necesario. Y recién entonces dilucidar si es, o no, “basura”. Wooow… eso sí que fue removedor de sentimientos.

Tiré unas… 3 bolsas (tamaño “consorcio”) de papelitos… saqué 7 bolsas de ropa en desuso, y otras 3 de calzado. Pero lo loco es que, antes de ordenar la habitación… ESTABA ORDENADA!!! Eso creí. Ahora tengo 5 estantes vacíos en mi placard y cuatro cajones desocupados… esperando cosas buenas y útiles con las que ser llenados.

Ahora, mientras ordenaba fui “encontrando” (entrecomillado porque en realidad yo sé dónde están mis cosas, incluso cuando todo está desordenado) cartas de amigos que, obviamente, no las tiré. Cartas de esas en las que te dicen: “Che negra, gracias por esto, porque en serio que me ayudó mucho que me dijeras eso que necesitaba para que la mente me hiciera CLACK y pudiera ver las cosas de otra manera” O de esas que dicen: “Nena, te quiero demasiado para verte así de mal! Pensá en todas esas cosas preciosas que tenés, tu familia, tus amigos, tus proyectos… Pensá en todo lo que te queremos y lo que necesitamos con esa “vida” que siempre tenes… es “pila” y esa “garra” que le ponés a las cosas…”
Esas cartas que te hacen pensar en que realmente valés… valés para alguien, aunque no te lo digan todo el tiempo. Valés para alguien que vale… y eso vale la pena.

También… leyendo esas cartas, encontré situaciones “adversas”. Esos momentos de la vida en los que creés que se te viene todo encima y en serio que “ésta vez”, sentís que no salís… que no hay vuelta que darle… que estás en el pozo para siempre jamás y que sólo necesitás que tapen el agujero con tierra. Y lo más loco es que ahora te das cuenta de que… Salíste! Y Cómo lo hiciste?? Qué pasó?? Entonces comenzás a recordar y vienen cosas a tu mente. Escenas de la vida… conversaciones con personas queridas… Y aparecen las respuestas a lo que estabas buscando ahora, años después. Aparecen soluciones a tus rayes actuales… Soluciones… o causas!! Encontrar las razones por las que ahora actuás de determinada manera… Entonces, conociendo los orígenes, lográs encontrar la manera de salir… Salir de tu pozo actual. De ese pozo del que pensabas que nunca ibas a salir… y que sólo estabas esperando que alguien te tire más tierra para terminar sepultada allá en el fondo. Six feet under.

En fin.

Llega la noche y pensás en todas esas cosas que te venían dando vueltas antes de ordenar el cuarto y ves… que entre las cosas que encontraste, están las respuestas a todas tus preguntas… las soluciones a todos tus problemas… y encima, ya no están todas esas cosas que te hacían daño… que te hacían dar marcha atrás y revolcarte en tu propia tumba.

Ahora sos libre... para llenar tus vacíos con cosas hermosas.
Cosas que van a ser realmente importantes para tu vida.
Cosas que te van a ayudar a crecer...
A perdonar y olvidar, si es necesario.

A ser una nueva persona, dentro de quien ya sos:
Un hijo preciado de un Padre Eterno, que espera que vuelvas "con honores" a la morada Celestial.

Yo quiero volver.
¿Ustedes?


...................
Además... si me quedo callada...
Ustedes se lo pierden ajajajaj!!!

4 comentarios:

Xaj dijo...

Ojalá el borrar a ciertas personitas de nuestro cráneo fuera tan fácil como llenar 3 bolsas de consorcio.

Saluditos.

Anónimo dijo...

A ver si funca?

Anónimo dijo...

...pero para estar callada, escribe bastante extensamente...

¿no es cierto?

Camil dijo...

Y qué?

Al final no dije nada...